Sharjah (EAU), 29 sep (EFE).- El pequeño emirato de Sharjah, a la sombra de sus vecinos más conocidos, busca atraer un turismo cultural, con la mitad de los museos de todo Emiratos Árabes Unidos (EAU) e iniciativas como la Feria Internacional del Libro, y beneficiarse de la Expo2020 que se inaugura esta semana a pocos kilómetros, en Dubái.
Sharjah se ha ido definiendo en los pasados años como el emirato de la cultura, con varias universidades en una superficie de 2.500 kilómetros cuadrados y una población que ronda el millón y medio de habitantes.
"Es fascinante ver lo que Sharjah tiene que ofrecer, tenemos más del 50 % de los museos del país y cada uno ofrece una experiencia única y valor (...) tendemos a centrarnos más en el valor que ofrecemos a nuestros visitantes", afirma a Efe el jefe de la Autoridad de Comercio y Desarrollo del Turismo de Sharjah, Khalid Jasim al Midfa.
En una entrevista durante el Foro de Comunicación Gubernamental Internacional que el emirato organiza desde 2012, Al Midfa defiende la singularidad y particularidad de Sharjah, aunque destaca que no busca competir con su vecino más famoso, Dubái, que recibe a muchos turistas de todo el mundo.
LA COMPETICIÓN CON DUBÁI
"Nos complementamos, no competimos. Dubái, el emirato más cercano se centra en otros campos, es mucho más comercial, mientras que Sharjah se enfoca en la cultura, en el patrimonio, en el arte, el turismo de aventura, el ecoturismo...", asegura con una sonrisa pero sin dejar de subrayar que no existe rivalidad.
"El concepto de competición existe pero mantenemos un nivel sano de competición", agrega.
"Tenemos otros objetivos, otra visión, que es invertir en el ser humano", el cual se sitúa en el centro de la estrategia de Sharjah, bajo el liderazgo de un gobernante que, sin tanto petróleo como otros emiratos, ha apostado por la promoción cultural y la educación, y su proyección internacional.
El jefe de la Autoridad no quiso revelar los datos del sector en 2020, pero destacó que en 2019 casi 1,8 millones de turistas visitaron Sharjah, siendo los más numerosos los rusos, seguidos de los procedentes de otros países del golfo Pérsico, China, la India y, en menor número, del Reino Unido, Alemania o Estados Unidos.
Esos visitantes generaron unos ingresos de 573 millones de dirhams (unos 155 millones de dólares/132,8 millones de euros) y, aunque disminuyeron notablemente debido a la crisis del coronavirus, Al Midfa se muestra esperanzado ante la recuperación del sector en 2021 y la inauguración el 1 de octubre de la Expo de Dubái, a unos 50 kilómetros de distancia.
BUENAS PERSPECTIVAS
Este año, el tercer trimestre está registrando buenos resultados, según el máximo responsable de turismo, quien asegura que Sharjah se va a beneficiar del gran evento mundial en el emirato vecino al igual que los siete que integran EAU.
"No hemos hecho más infraestructuras para la Expo. Las hicimos en un plan estratégico a largo plazo, pero por supuesto (los que acudan a) la Expo van a visitar muchas de nuestras atracciones", afirma.
"De hecho tenemos una muy buena relación con la dirección de la Expo desde hace cinco o seis años, hemos estado organizando y planificando con ellos porque nos necesitamos mutuamente", agrega.
Los trabajadores del turismo también tienen esperanzas de que se recupere el sector, que ya empieza a repuntar después del parón en 2020 debido a la pandemia, por la que el Gobierno emiratí restringió la entrada de turistas los primeros meses.
Un vendedor de souvenirs en el zoco situado en el centro de Sharjah capital, Sultan al Amer, dice a Efe que la situación empieza a mejorar ahora y que la mayoría de los que acuden a su tienda son extranjeros, europeos e incluso de Latinoamérica, en grupos organizados.
Asegura que ahora pueden llegar varios autobuses de turistas al día, aunque la temporada alta acaba de empezar con el descenso de las temperaturas, que se sitúan por el día ligeramente por debajo de los 40 grados y por la noche de los 30.
El joven de 20 años cree que el turismo se está desarrollando en Sharjah, aunque algunos colegas más ancianos, como Abu Mohamed, que vende tejidos en el zoco, no comparten el mismo optimismo mientras se disponen a abrir sus tiendas a las 16.00 horas, cuando el calor empieza a dar un respiro.
Francesca Cicardi