Lisboa, 14 sep (EFE).- Más de 1,2 millones de alumnos de entre seis y dieciocho años vuelven a clase esta semana en Portugal, donde el curso se presenta un año más cargado de medidas para afrontar el coronavirus pero con la esperanza de que sea más fácil que los anteriores.
Parte de las escuelas públicas del país abrieron este martes y el resto lo irá haciendo durante la semana, para un año lectivo en el que se espera que no haya confinamientos que vuelvan a dejar a los niños en casa, como ocurrió el año pasado.
"Si no hay confinamiento yo creo que va a ser un año normal", señala a EFE Raquel, una madre que acompaña a su hijo de 9 años a un colegio situado en el barrio lisboeta de Amoreiras, que confía en que "va a ser más fácil que el año pasado".
Es la esperanza de los padres, que han visto cómo los colegios cerraban durante meses en los dos últimos cursos lectivos. En 2020 por la llegada de la pandemia y en 2021 cuando la tercera ola colapsó el país y su sistema sanitario.
Aun así, saben que la situación puede ser impredecible. "Hay muchas cosas que pueden pasar, alguna variante que llegue... Nunca se sabe", dice Sofia, madre de una niña de 6 años.
MASCARILLA, UN AÑO MÁS
En Lisboa la vuelta al cole ha amanecido lluviosa y los paraguas y chubasqueros han sido la norma en las puertas de los colegios, donde la mascarilla ya se ha convertido en la imagen habitual de cada mañana.
Este año los niños todavía no podrán olvidarse de ella. La Dirección General de Salud (DGS) mantiene su uso obligatorio a partir de los 10 años en los colegios y "fuertemente recomendada" para los mayores de 6.
Entre los padres predomina la idea de que la mascarilla ayuda a proteger, pero en el caso de los más pequeños hay diferentes opiniones.
"Realmente para niños de menos de doce años se me hace un poco incómodo, estar todo el día con eso. Así que espero que la mascarilla vaya desapareciendo poco a poco", señala Joan, mexicano que vive en Lisboa y padre de dos niños de seis y nueve años.
Sofia, sin embargo, defiende que debería ser obligatoria también para los pequeños. "Mi hija tiene seis años y aun así usa mascarilla, porque el año pasado estaba en Estados Unidos, los estudiantes la llevaron siempre y no hubo ninguna interrupción ni ningún caso en su clase", cuenta.
El avance de la vacunación, dice, será otra ayuda para un año mejor.
LOS ADOLESCENTES, EN PROCESO DE SER VACUNADOS
En Portugal, el 75 % de los menores de doce años ya tiene la primera dosis y este mes recibirá la segunda, un avance que las autoridades esperan que contribuya para reducir los casos en las escuelas.
Entre el profesorado y el personal no docente, la tasa de inmunizados con pauta completa se eleva hasta el 99 %.
Aun así, todos los trabajadores y los alumnos a partir de 12 años se someterán a test durante este inicio del curso.
Los sindicatos piden más. "Hay una regla que no fue aplicada y que debería, la reducción de alumnos por clase", denunció esta semana el secretario general de la Federación Nacional de Profesores (Fenprof), Mário Nogueira, que señaló además que faltan docentes y trabajadores.
La falta de preparación tecnológica parece ser otro de los asuntos pendientes, y la universalización de la escuela digital anunciada por el Gobierno se hace esperar.
Según una auditoría del Tribunal de Cuentas divulgada este verano, sólo el cuarenta por ciento de los ordenadores prometidos por el Ejecutivo llegaron a las escuelas.
Portugal acumula 1.056.042 casos confirmados y 17.866 muertes por la pandemia, pero la situación se ha estabilizado: la incidencia a catorce días ha caído hasta poco más de doscientos casos por 100.000 habitantes y el lunes se notificaron 458 nuevos contagios y cinco fallecidos, cifras mínimas que no se veían desde julio.
Paula Fernández