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Salud

Mi experiencia con COVID-19 estando vacunado

por Marco Trujillo (marco.trujillo@lamegamedia.com)


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CINCINNATI, Ohio — Soy una persona de 46 años que padece de alergias y la infección anual de sinusitis nunca falta. Estoy vacunado contra el COVID-19 desde septiembre 2020. 

La inyección se empezó a administrar en Estados Unidos a finales de diciembre, pero los ensayos clínicos avanzaban desde mediados del año pasado. 

Estuve varias veces en contacto con el virus sin saberlo ya que personas cercanas se infectaron. Sin duda, la vacuna me protegió contra esa cepa. 

Al igual que cada año empecé con molestias como estornudos, comezón en los ojos y moqueaba por ratos.

Decidí ir al especialista y me dio un espray nasal que ayuda cuando las alergias son muy severas. Mientras realizaba todas mis rutinas diarias y actividades de manera normal, seguía sintiendo un poco la presión en la nariz y mis oídos se tapaban (clásicos síntomas de sinusitis), por lo que llamé a mi médico de cabecera.

Nunca me faltó la respiración, ni me encontré realmente débil.

El doctor me revisó y sí, efectivamente tenía la nariz congestionada y un poco de líquido en los oídos. 

Me recetó un antibiótico para la infección y empecé a sentirme mejor poco a poco. 

Soy parte del ensayo clínico de una de las vacunas, así que debo reportar cualquier cambio considerable en mi salud, o si tomo algún medicamento. 

Me dijeron que necesitaban una prueba de COVID y mi muestra de sangre. 

La verdad es que yo ya me sentía muchísimo mejor y hasta fui de mala gana. 

Al día siguiente recibí la noticia…había dado positivo a la prueba.

En ese instante reaccioné y me di cuenta de que estaba frente a frente con ese terrible monstruo llamado coronavirus. 

Aparentemente era la nueva variante Delta, pero esta vez mi cuerpo estaba listo para luchar contra él.

Mis síntomas: un poco de dolor de cabeza y una noche sentí algo de escalofríos.

Yo no sabía que se puede tener alergias y COVID al mismo tiempo. 

Me sentía afortunado de no tener mayores síntomas, además de contar con mi equipo de la vacuna de Moderna monitoreando todos los días mi oxigenación, temperatura y muestras de saliva, entre otras. 

Estaba tranquilo de que lo mío no había sido grave, hasta que recibí el mensaje de un amigo de México diciéndome que su hermana acababa de morir de COVID. A él le dio y no presentó síntomas graves, pero para ella fue mortal. 

Ahí fue donde empecé nuevamente a sentir pánico. No quería a nadie cerca de mí, ni siquiera a mis mascotas.

Mi esposo tenía que estar en la otra parte de la casa y si nos veíamos usábamos cubrebocas. 

A veces se nos olvidaba que debíamos permanecer aislados, así que puse cinta amarilla de advertencia: ¡Cuidado! 

De esta manera, recordábamos que el monstruo seguía ahí y yo era portador. 

Empecé a llamar a todas las personas con las que tuve contacto durante las últimas dos semanas para que monitorearan sus síntomas y se hicieran la prueba. 

Temía que mi esposo se infectara y el pensar que pude haber contagiado a alguien me sacudió terriblemente causándome ansiedad. 

Si llega usted a pasar por esta situación, recuerde:

  • Siga todas las instrucciones médicas.

  • El aislamiento es muy importante en este proceso. 

  • Ninguna medida de precaución es exagerada.

  • Utilice los recursos de orientación de las líneas de apoyo del COVID-19.

 



 

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