No hace mucho conté un poco de mi vida para un “podcast” mexicano.
Necesitaba compartir mi historia porque hablé de la mujer que me crió y ayudó a moldear quién soy como individuo.
Ella es mi hermana mayor, Laura Vallejo –ahora Esparza por matrimonio– quien más que ser mi media hermana es mi segunda madre.
Nuestra mamá, Margarita, falleció en noviembre de 1989.
Antes de eso, en 1985, Laura –de aproximadamente 18 o 19 años– emigró de México a Chicago cuando yo tenía cuatro años de edad, para ayudarle a nuestra madre a criarme y apoyar económicamente a sus hermanos menores en México.
Igual que mi madre, y muchos que emigran a este país, Laura trabajó en fábricas, estudió inglés para poderse comunicar lo mejor posible aquí.
Nunca se dio por vencida para salir adelante y formar una vida en la nación estadounidense.
Aunque su papel como matriarca de la familia no haya comenzado en 1985, el fallecimiento de nuestra madre cambió eso.
En junio de 2017, Susan Diranian escribió en “El significado de ser madre” para Hello Motherhood, que una madre es protectora, disciplinaria…un ser humano amoroso que debe sacrificar muchos de sus deseos y necesidades por los deseos y necesidades de sus hijos.
No seré hijo biológico de Laura, pero puedo confirmar que lo escrito por Susan es válido para mí y para los hijos de Laura.
Ella me protegió de los peligros de donde vivíamos y me disciplinaba cuando cometía errores.
Ella se aseguraba de que terminara mi tarea antes de salir a jugar o ver televisión, y siempre garantizó mi comida en casa.
Ella sacrificó su juventud para que yo gozara de la mejor niñez posible con lo poco que teníamos en aquel entonces.
Ella hizo todo para que sus hermanos menores pudieran venir a Chicago y estar juntos como familia.
Eventualmente, Laura, quien se convertiría en mi figura materna, sería madre.
A principios de los 90, conoció al hombre que sería su esposo, Salomón, y ellos tendrían sus hijos: Alex, Elaine y sus gemelos Jasmine y Favian.
La mujer que me guiaría para ser un buen ser humano, que hablaría con mis maestros para asegurarse de que estuviera en el mejor camino académico, eventualmente llevaría a sus hijos a la escuela y a sus entrenamientos en artes marciales, viéndonos a todos crecer y esperando que tomemos el mejor rumbo.
Así que a pesar de contar mi historia para ese “podcast” mexicano, este relato no habría sido el mismo sin Laura.
¿Estaba ella –quien nació un Día de las Madres y ahora comparte su cumpleaños con la primera nieta– destinada a asumir un papel tan importante siendo tan joven?
No lo sé, pero de lo que sí estoy seguro es que el autor de esta historia no sería la persona que es si ella no hubiera emprendido aquel viaje inesperado de madre, sin ni siquiera llevarme en su vientre.