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Cultura

Maireth Zambrano: Primera acordeonista de La Guajira

por Patricia Ruiz (patricia.ruiz@lamegamedia.com)


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Cuando se habla de Colombia, pensamos en alegría, música y deporte. Es un país lleno de melodías, ritmos y vallenato, símbolo de este país en el mundo. 

Considerado Patrimonio de la Cultura Colombiana es propio de la costa norte y

cuenta historias, poemas, tristezas, alegrías y mitos. Ha alcanzado tanta importancia que los Latin Grammy, desde 2006, mantienen un premio dedicado a la difusión de este folclor.

Recibe ese nombre porque tuvo sus orígenes en el Valle de Upar, una región que luego tomó el nombre de Valledupar.

Para interpretarlo, además de cantante, son tradicionales dos instrumentos de percusión: La caja vallenata y la guacharaca que marcan el ritmo, así como el acordeón con el que se toca la melodía.

“El acordeón de nuestra tierra es totalmente diferente al norteño, el nuestro suena más regional. Un acordeón se compone en la parte derecha del teclado melódico donde están los 31 botones; en la parte izquierda están los bajos y en el medio está el fuelle. Hay una válvula de aire en la parte izquierda, es como un botoncito que abre y cierra los fuelles”, explicó a La Mega Nota Maireth Zambrano.  

“El acordeón se usa en vallenato, cumbias, en la música norteña, de banda, en el tango argentino y para cada uno el acordeón es diferente”, aclaró Zambrano. 

Dos chicas colombianas han traído a Columbus y al país el vallenato y ellas son Ale Almanza en su voz y “Mai” Zambrano interpretando ese ritmo en el acordeón. 

Mai nació en Hatonuevo en la Guajira, en el norte del país, una hermosa región que limita con Venezuela y extiende sus tierras hacia el mar Caribe. Es la mayor de cinco hijos y solo ella vive de la música. 

“Mi papá es el compositor Emisto Zambrano, en mi familia solo él y yo somos músicos. Me inicié a los 12 años cuando escuché el sonido del acordeón y me enamoré; fue un sentimiento a primera vista”, recuerda.

Empezó a estudiar ingeniería industrial en la universidad en Bogotá y solo hizo dos semestres para complacer a su padre. Para ella estaba bien claro que “se debe trabajar en lo que te hace feliz”.  

Su padre no quería que incursionara en la música por lo pesado del ambiente para las mujeres. En Bogotá tuvo sus inicios tocando en programas y luego fue a Ecuador. De allí saltó a las Diosas del Vallenato, una agrupación muy conocida en el país, luego de tres años con ellas vino a Estados Unidos y se unió con Ale Almanza.

A medida que fue ascendiendo en el mundo musical consiguió la aprobación de su padre y de su familia. Ha estado en tarima con estrellas del vallenato como Silvestre Dongón, Poncho Zuleta, Mario Ortiz y las nuevas figuras del ritmo.

“Aprendí en Hatonuevo en la escuela de música, iba todos los días a las clases después del colegio”, destacó.  

Hoy se siente muy orgullosa porque es la primera mujer acordeonista de la Guajira. 

Con Ale Almanza vio la oportunidad para crecer y realizar su proyecto de vida. Además, como ella misma dice, “en Estados Unidos no se conocía el vallenato” y se han propuesto “ser las primeras colombianas en traer el ritmo y hacer historia”. 

Ale Almanza y Mai Zambrano integran la Nueva Unión Vallenata. Recorren diferentes escenarios de Estados Unidos llevando el hermoso ritmo de mi tierra. 

 

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FOTO: (La Mega Nota/Patricia Ruiz)



 
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