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Los peligros del mundo virtual y los más pequeños

por Claudia Longo (claudia.longo@lamegamedia.com)


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Padres e hijos se preparan para volver a clases luego del receso estival de un año lectivo colmado de desafíos sanitarios, emocionales y tecnológicos.

La pandemia obligó a nuestros hijos a adaptarse a la enseñanza virtual de la noche a la mañana, un desafío que les permitió cumplir con sus obligaciones académicas a pesar de la crisis de salud.

Pero la mayoría de los jóvenes ya contaban con la ventaja de familiaridad con la tecnología, acostumbrados a utilizarla ya sea para entretenerse, comunicarse con sus amigos o como sucedió durante la pandemia, estudiar y asistir a clases.

No obstante, el acceso libre a la tecnología en línea tiene sus desafíos y problemática. 

De acuerdo a un reporte del Washington Post, la pandemia exacerbó los crímenes de índole sexual en línea entre menores.

“Durante los primeros nueve meses de 2020, el Centro Nacional para Niños Desaparecidos y Explotados dice que recibió 30,236 informes de posibles ‘tentaciones en línea’, que define como alguien que se comunica con un niño en línea con la intención de entablar una conversación sexual, obteniendo imágenes explícitas o reunión en persona”, confirma la publicación.  

“A ese ritmo la cifra llegaría a los 40,000 informes para todo el año, más del doble del promedio anual de aproximadamente 16,000 informes de este tipo en los cuatro años anteriores”, destacó el medio.

La licenciada Romina Sanchis –quien es trabajadora social y fundadora del Centro Interdisciplinario de Abordaje Integral de Géneros, Diversidad y Niñez (CIDAI, por sus siglas en inglés) – habló de la problemática que enfrentan las familias de hijos menores y los crímenes sexuales en línea.

“El problema es que lo virtual se mezcla con lo real. Lo virtual no es una cuestión inofensiva. Hay gente que lo usa con buenas intenciones y otros para estafas o delitos sexuales. Hay de todo como en la vida misma, solo que en otra dimensión”, dijo Sanchis.

Explicó que los padres debemos adaptarnos a la nueva realidad y entender que los peligros no están solamente “en la vida real”. 

“Estos recaudos que nosotros tomábamos cuando éramos pequeños, ‘no hables con extraños’ o ‘no dejes que nadie te toque inapropiadamente’ –un prejuicio de que el abuso viene de afuera cuando el 80% viene de la familia o amigos cercanos– ahora debemos aplicarlos a lo virtual”, agregando que “no podemos dejar [a los chicos] sin supervisión [cuando están en línea]”.

Controlar implica cuidar, pero no podemos controlar lo que no conocemos, es por eso que Sanchis recomienda a los padres educarse sobre las distintas plataformas digitales a las que sus hijos tienen acceso.

La licenciada Vanesa Esposito, quien es docente especializada en Educación Sexual Integral y miembro del grupo CIDAI, manifiesta que los padres no deberían estar solos en el desafío de proteger y educar a sus hijos sobre los peligros de los crímenes sexuales.  

“Las instituciones también tienen un rol –escuelas, iglesias y clubes, entre otros. Es importante que [los chicos] puedan contarle [el abuso] a alguien. A veces los padres no tienen tiempo y por eso es importante que atraviesen todas las instituciones”, advierte la licenciada.

Ambas profesionales coinciden que es importante generar espacios de diálogo con los pequeños, permitir que compartan sus inquietudes con los adultos que los rodean, y –sobre todo– que el menor sienta que es escuchado y creído.

Esposito pide a los padres que estén atentos a los cambios. 

“A veces te hablan con sus silencios. Cambios bruscos son alertas: las ausencias o angustia repentina, [pero] para darme cuenta de eso tengo que estar atento. Solo se logra con el vínculo”, concluye.

 



 
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