Kabul, 22 jun (EFE).- Miles de intérpretes afganos y otros empleados de las tropas estadounidenses viven con miedo a una represalia por parte de los talibanes cuando las fuerzas extranjeras abandonen el país en septiembre, tras ver denegadas en muchos casos sus peticiones de visados especiales.
"Como una de las mayores democracias del mundo conocida por respetar los derechos humanos, Estados Unidos no puede olvidar a miles de sus intérpretes y trabajadores afganos y abandonarlos a la merced de los talibanes", dijo a Efe Abdul Rashid Shirzad, con lágrimas en los ojos.
Este afgano de 37 años trabajó entre 2009 y 2014 como intérprete para las fuerzas especiales estadounidenses en el país asiático.
En una operación en la provincia norteña de Uruzgan, el intérprete ayudó a dos militares estadounidenses a recuperar a un soldado herido en una explosión, todo ello bajo el fuego talibán, afirmó un comandante de las fuerzas especiales de EE.UU., Ricky Bledsoe, en una carta de recomendación.
"Recomiendo encarecidamente que se provea con una visa de inmigración especial a Abdul Rashid Shirzad, y se le permita entrar a Estados Unidos", dejó por escrito Bledsoe.
El intérprete atesora varios documentos, fotos con miembros de las fuerzas estadounidenses y cartas con alabanzas a su trabajo.
Pero, a pesar de estas recomendaciones, Washington han denegado repetidamente un visado a Shirzad, cuyo contrato llegó a un abrupto fin en 2014 por razones que desconoce.
"El despido es la fuente de todos los problemas con mi petición de un visado especial", lamentó.
Como Shirzad, miles de empleados de las fuerzas estadounidenses se sienten amenazados ante la salida de las tropas de Afganistán, pero se han encontrado con que sus peticiones de visado son sistemáticamente rechazadas.
"Cualquier día los talibanes pueden volver a Kabul y me cortarán la cabeza, y la de todos aquellos que sirvieron en las fuerzas extranjeras", dijo.
Ahmad Wali, que trabajó durante una década para la embajada estadounidense en la capital afgana, comparte el miedo a quedarse en Afganistán después de que su aplicación de visado especial fuese denegada en 2016.
"No sé por qué me pusieron en la lista negra, pero sé que un día me van a matar si Estados Unidos no me da una visa", explicó Wali, que asegura que ha perdido a dos familiares a manos de los talibanes.
El miedo del intérprete y de miles de afganos en su misma situación no ha hecho sino aumentar desde que Estados Unidos y la OTAN comenzaron el pasado 1 de mayo la fase final de la retirada de las tropas.
En tan solo un mes y medio, los talibanes han redoblado los ataques y han conseguido capturar unos 30 distritos en diversas partes del país.
LOS TALIBANES AFIRMAN QUE NO ATACARÁN A LOS INTÉRPRETES
Los talibanes han afirmado este mes que no atacarán a los intérpretes y antiguos empleados de las fuerzas extranjeras.
Los afganos que hayan desempeñado estas labores, sin embargo, deberían "mostrar su arrepentimiento" por un trabajo que la formación insurgente considera de "una traición contra el Islam y el país".
"El Emirato Islámico (como se autodenominan los talibanes) no les molestará, pero pedimos que vuelvan a sus vidas normales. No deberían enfrentarse a ningún peligro de nuestra parte", dijo la formación insurgente en un comunicado.
Estas declaraciones son vistas como una estratagema para evitar la evacuación de los intérpretes.
"Los talibanes nunca han respetado sus compromisos, prometen no atacarnos en comunicados públicos pero nos cortarán la cabeza uno a uno el día que EE.UU. se vaya", dijo a Efe Nasir, otro afgano que trabajó como mecánico en la embajada estadounidense y que tampoco ha conseguido visado.
Organizaciones pro derechos humanos como Human Rights Watch (HRW) tampoco creen en las promesas de los talibanes.
"Creo que algunos comandantes (talibanes) pueden decir un cosa, pero los comandantes sobre el terreno pueden hacer algo completamente diferente ya que tienen una autonomía considerable", dijo a Efe la directora para Asia de HRW, Patricia Gossman.
DECENAS DE MILES DE AFGANOS
Decenas de miles de afganos han trabajado para EE.UU., la OTAN o las embajadas occidentales en Afganistán durante las dos últimas décadas.
El Congreso estadounidense autorizó un total de 26.500 visados especiales en Afganistán, de las que unas 15.500 ya han sido utilizadas y solo 11.000 siguen disponibles.
Grupos de ayuda han denunciado que, más allá del número de visas disponibles, el programa está avanzando con demasiada lentitud.
Ayazuddin Helal, un miembro de la Asociación de Afganos Dejados Atrás (ALBA), afirmó que 24.000 afganos han intentado conseguir una visa especial antes de que Estados Unidos salga del país.
El presidente estadounidense, Joe Biden, debe "evacuarnos a un tercer país y después procesar nuestros documentos allí, antes de ser trasladados luego a Estados Unidos", pidió Helal.