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Cultura

Las huellas imborrables de Mamá Tingó

por Cherry Rivas (cherry.rivas@lamegamedia.com)


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Cuando se habla de defender los derechos del campesino, Mamá Tingó siempre viene a las mentes de los dominicanos

Su nombre real es Florinda Soriano Muñoz y fue una activista incansable que nació en el sector de Villa Mella, Santo Domingo Norte, República Dominicana, el 8 de noviembre de 1921, en el seno de una familia muy humilde. Fue bautizada un año después en la parroquia Espíritu Santo del referido lugar. 

A sus 30 años contrajo matrimonio con el campesino Felipe, con quien procreó una familia de siete niños. 

Ella y su esposo vivían de la tierra, y cuando él falleció, Mamá Tingó siguió trabajando en oficios que no eran comúnmente para mujeres. 

Se dedicaba a la cría de cerdos para vender su carne fresca sazonada conocida como tocino.

Florinda fue asesinada durante el gobierno del expresidente Joaquín Balaguer, cuando el país estaba pasando por una situación difícil que venía arrastrando desde la dictadura anterior de Rafael Leonidas Trujillo. 

Mientras Balaguer era reelegido por tercera vez en ese entonces, queriendo deshacerse de grupos populares –especialmente aquellos que habían participado en la revolución de abril de 1965– y abusando de las Fuerzas Armadas, la policía y la banda colorá –un grupo de terroristas paramilitares que asesinaron mucha gente y supuestamente eran auspiciado por el jefe policial– era muy común que los terratenientes y políticos se aprovecharan de los más pobres para conseguir terrenos de manera fraudulenta.

Esta situación motivó un movimiento de alerta entre los campesinos.

Mamá Tingó tenía una frase: “la tierra es de quien la siembra, por eso esta tierra es mía”. 

A principio de 1974, Balaguer ubicó un terrateniente en Yamasá, llamado Pablo Díaz Hernández, quien reclamó terrenos alegando que los había comprado, procediendo a cercar el área de más de siete hectáreas de terreno con hombres armados. Destruyó todo lo que se había sembrado. 

La activista, cansada de esos escenarios, puso una querella en contra de Díaz Hernández. 

El 1 de noviembre de 1974 tenían audiencia en el tribunal de Monte Plata.

Todos los campesinos llegaron a apoyarla, pero el terrateniente no se presentó. 

Luego de esa audiencia, ese mismo día al regresar al terreno le informaron que Ernesto Díaz (Durin), empleado del terrateniente, había cortado la soga a sus cerdos.

Mamá Tingó enojada fue a amarrarlos nuevamente, pero Ernesto Díaz la esperaba a escondidas y le propinó un disparo en el pecho.

Aún herida intentó defenderse con el machete que tenía en la mano dirigiéndose hacia él.

En ese momento Ernesto le da otro disparo en la cabeza con una escopeta calibre 12, que le causó su muerte al instante. 

Este hecho estremeció a todo el país y convirtió a Mamá Tingó en una figura de lucha de la mujer rural y líder campesina que destacó por defender a los trabajadores de la tierra. 

En su honor, una de las estaciones del Metro de Santo Domingo lleva su nombre, así como canchas de baloncesto y centros de estudios.

 

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La imagen que ilustra este artículo es una pintura de la artista dominicana Kilia Kano, la cual completó en 2017 y es parte de la serie “Mujeres dominicanas valiosas”. La obra es un tributo a la líder activista de los derechos campesinos Florinda Soriano Muñoz, mejor conocida como Mamá Tingó (1921-1974). (dominicancult.com) 



 
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