La Villita en Chicago es un pedacito auténtico de la vida mexicana en el Medio Oeste de los Estados Unidos. Sus calles son ricas en arte y comida exquisita. Es una comunidad acogedora. Desde que entran por la calle 26 y California, nos recibe con su arco de “Bienvenidos a La Villita”, y los vecinos con sus “Buenos días”, “Buenas tardes” y “Buenas noches”.
“La Villita es como estar de vuelta en casa en México”, dice Baltazar Enríquez, presidente del Consejo Comunitario de La Villita. “Aquí todos te van a saludar. Somos un barrio muy empático”.
Personalmente, no conocí México hasta que mi madre falleció en 1989. Antes de eso, cada vez que visitábamos La Villita, o “La Veintiséis”, como muchos la llamamos, era lo único que imaginaba: Una avenida alineada con negocios mexicanos, música de Vicente Fernández y Ramón Ayala sonando, así como en los autos a todo volumen.
La Villita fue donde vi por primera vez a Los Tigres del Norte cuando la ciudad le dedicó parte de la calle, y casualmente pasaba una tarde por una tienda de discos cuando Paulina Rubio firmaba uno de sus nuevos LPs.
Es un lugar que deben conocer cuando visiten mi ciudad natal de Chicago.
Viviendo en Cincinnati desde 2010 he estado algo desconectado de La Villita, así que platiqué con el señor Enríquez, quien ha residido toda la vida en este lugar.
“Somos una comunidad unida con residentes resilientes y continuaremos creciendo como comunidad. Un buen mexicano siempre echa la mano”.
Habló sobre la variedad de comida disponible, además de la diversión al alcance, ya sea que desee comprar artesanías, visitar un parque familiar o bailar toda la noche en un club nocturno.
“Tenemos Home Run Inn, una de las mejores pizzerías de Chicago, que comenzó aquí. Pueden disfrutar de una de las mega tortas para dos, cerca del arco o visitar la Carnicería Aguascalientes para unas gorditas Doña Cuca de carnitas y buche con salsa”.
Baile en Los Globos, uno de los principales clubes nocturnos de Chicago que ha recibido a todo tipo de artistas de música norteña, ranchera, duranguense y cumbia que han alcanzado el estrellato o en La Cueva, el bar drag latino más antiguo del país.
Y para quienes disfrutan de los jaripeos está la Plaza Garibaldi, donde –comenta Enríquez– “han entretenido en conciertos una multitud de artistas como Los Tigres del Norte, Los Huracanes del Norte y los nuevos Corridos Tumbados”.
Maravíllese con el impresionante arte de La Villita, como el enorme mural de la Virgen de Guadalupe de Héctor González, en la 26 y Pulaski.
La Villita se está expandiendo –asegura Enríquez– con recién llegados de Venezuela, Colombia, Nicaragua, Honduras y Guatemala. Se están abriendo nuevos negocios; empresas con influencia mexicana y restaurantes salvadoreños.
“Es un lugar divertido que no olvidará. Vengan, y seguramente regresarán”, concluye.
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FOTOS: (La Mega Nota/Abel Zavala)
