Ginebra, 13 sep (EFE).- La conferencia organizada hoy por la ONU para recaudar ayuda humanitaria para Afganistán logró de la comunidad internacional promesas de más de mil millones de dólares en asistencia, aunque Naciones Unidas admitió que ésta no podrá brindarse si no trabaja junto a los talibanes.
"Es imposible enviar asistencia a Afganistán sin implicarse con las autoridades de facto del país", reconoció el secretario general de la ONU, António Guterres, en rueda de prensa durante la conferencia, en la que participaron ministros de Asuntos Exteriores de cerca de un centenar de países.
Guterres afirmó que es importante acercarse al régimen talibán en éste y otros aspectos que preocupan a la comunidad internacional, como el terrorismo, la lucha contra el narcotráfico o "la propia naturaleza del Gobierno afgano".
Sobre las posibles presiones que Naciones Unidas pueda ejercer frente al Gobierno talibán, Guterres se mostró muy pesimista y aseguró que "pensar que la ONU puede poner fin un problema que no han logrado solucionar países que mandaron miles de soldados es absurdo".
"Haremos lo que esté en nuestras manos, porque nunca hemos abandonado al pueblo afgano", aseguró el secretario general, quien recordó que la ONU está presente en ese país desde hace más de 70 años e incluso siguió trabajando durante el anterior régimen talibán (1996-2001).
PROMESAS DE LOS TALIBANES A LA ONU
Durante la conferencia de hoy, el coordinador de ayuda humanitaria de la ONU, Martin Griffiths, quien la semana pasada viajó a Kabul y mantuvo encuentros con los talibanes, aseguró que éstos le garantizaron por escrito que permitirán que continúe la ayuda humanitaria e incluso la protegerán, por ejemplo con escoltas.
Estas promesas chocan con las denuncias que también hoy en Ginebra, aunque en otro foro, el Consejo de Derechos Humanos, lanzó la alta comisionada de la ONU en esa materia, Michelle Bachelet, quien indicó que trabajadores de agencias de Naciones Unidas en Afganistán están siendo víctimas de cada vez más ataques.
Los mil millones de dólares prometidos hoy por la comunidad internacional (entre ellos 64 millones ofrecidos por Estados Unidos y 23 millones por España) sobrepasan el objetivo inicial de la ONU de cara a la conferencia, fijado en 600 millones de dólares para asistir a once millones de afganos este año.
La ayuda se dirigirá a un Afganistán no sólo sacudido por la violencia, sino por una grave sequía que ya ha dejado en inseguridad alimentaria a un tercio de su población, entre ellos más de un millón de niños que según el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) sufren de malnutrición severa.
Guterres matizó que esta ayuda "no solucionará problemas si la economía afgana colapsa", algo que en su opinión está a punto de suceder, por lo que también pidió a la comunidad internacional, aun teniendo en cuenta la complejidad de la situación política, buscar formas para inyectar fondos en ese país.
LAS MUJERES AFGANAS EN EL RECUERDO
Griffiths añadió durante su intervención en la conferencia internacional que eventuales sanciones que pueda dictar la comunidad internacional contra Afganistán deben evitar un impacto en la ayuda humanitaria y también tuvo un recuerdo para las mujeres afganas, en un momento en el que sus derechos se ven particularmente amenazados.
"El pueblo de Afganistán, especialmente sus mujeres y niñas, nos necesitan más que nunca y los acontecimientos en las últimas semanas han profundizado una crisis humanitaria que ya existía", destacó el jefe de ayuda humanitaria de la ONU.
A lo largo de la conferencia, ministros de Asuntos Exteriores como el alemán Heiko Maas exigieron que la futura colaboración entre la comunidad internacional y los talibanes "sea determinada no por lo que dicen sino por lo que hacen", en un momento en el que persisten los abusos a los derechos humanos pese a las promesas del nuevo régimen afgano de respetar las libertades fundamentales.
Maas, cuyas palabras fueron también repetidas por otras delegaciones europeas, subrayó que los talibanes "deben respetar los derechos humanos y garantizar que Afganistán no es nunca más un lugar desde el que el terrorismo amenace al resto del mundo".
Los ministros de países vecinos a Afganistán, como Irán o Pakistán, reclamaron también asistencia para los millones de refugiados que desde hace años acogen en sus territorios, aunque mostraron distintas actitudes frente a la nueva situación afgana.
Mientras el titular de Exteriores paquistaní, Shah Mahmood Qureshi, aseguró que con la llegada de los talibanes Afganistán podría poner fin a "cuatro décadas de inestabilidad", su homólogo iraní, Hosein Amir Abdolahian, pidió a Kabul "un Gobierno más inclusivo", con la participación de más etnias nacionales.
Antonio Broto