El Gobierno de Joe Biden rompió este martes las negociaciones que mantenía abiertas desde hace semanas con un grupo de senadores republicanos para pactar un plan de infraestructuras bipartidista.
La Casa Blanca consideró que la distancia entre el plan de Biden, que inicialmente era de 2,25 billones de dólares, y el que proponen el grupo de republicanos liderado por la senadora Shelley Moore Capito, están demasiado alejados.
"El presidente informó hoy a la senadora Capito que, la última oferta de su grupo, en su opinión, no satisface las necesidades esenciales de nuestro país para reparar nuestras carreteras y puentes, prepararnos para un futuro de energía limpia y crear empleos", dijo en un comunicado la Casa Blanca.
"Le ofreció -añadió- su gratitud por sus esfuerzos y diálogos de buena fe, pero expresó su decepción porque, si bien él estaba dispuesto a reducir su plan en más de 1 billón de dólares, el grupo republicano solo aumentó sus nuevas inversiones propuestas en 150.000 millones".
Por su parte, la senadora Capito se mostró "decepcionada por la decisión" del presidente y dijo que las negociaciones habían sido "de buena fe" y logrado "avances significativos".
El futuro del plan de infraestructuras de Biden, que requiere de una mayoría de 60 votos en un Senado dividido 50-50, es ahora incierto dado que no ha logrado el apoyo necesario de los republicanos.
Los demócratas pueden hacer uso de un mecanismo extraordinario para aprobarlo con tan solo 50 votos, pero algunos de los legisladores más moderados, en especial Joe Manchin, rechazan utilizar esa herramienta.
Una de las mayores reticencias de los republicanos al plan es la pretensión de Biden de financiarlo con una subida al 28 % del impuesto de sociedades, reducido ahora a mínimos desde la reforma fiscal de 2017, impulsada por Donald Trump.