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Salud

Ingesta de leche y anemia en los niños

por Dr. Diego Chaves-Gnecco, MD, MPH, FAAP (diego.chaves-gnecco@chp.edu)


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El consumo de leche en los niños es muy importante para su crecimiento y nutrición. Sin embargo, tomarla en exceso puede producir anemia.

Desde el nacimiento hasta los doce meses deben ingerir sólo leche materna o fórmula. Antes del año no es recomendable que se alimenten con leche de vaca porque ellos no tienen las enzimas necesarias para digerir y aprovechar sus nutrientes.

En ningún momento –ni antes ni después del año, ni a ninguna edad– es recomendable tomar leche cruda o sin pasteurizar, ya que puede contener bacterias y transmitir graves enfermedades. ¡Siempre asegúrese que la leche que toma su familia es pasteurizada!

Al cumplir el año, la leche entera de vaca puede agregarse a las comidas del niño. Si su familia recibe apoyo del programa WIC, por sus siglas en inglés (Mujeres, Infantes y Niños) cuando su niño cumpla el año usted recibirá cheques para comprar leche entera.

Entre los 12 y los 24 meses el pequeño debe tomar entre 16 y 24 onzas de leche entera (contenedores de tapa roja) dos o tres vasos grandes al día. Puede ser leche sola o cualquiera de sus presentaciones o incluso cada vaso puede ser reemplazado por otros derivados lácteos como queso, yogur o helado. 

La importancia de la leche y de los derivados lácteos a esta edad tiene que ver con sus componentes nutricionales como el calcio, elemento fundamental para el crecimiento, la formación de huesos y dientes. 

Debe ser leche entera (con grasa) o derivados de leche entera pues el niño necesita el contenido graso para el desarrollo de su cerebro y de sus nervios. 

Es importante que al año se discontinúe el uso de la mamila, biberón o tetero, pues ya tienen sus primeros dientes y estos con el uso de chupos y biberones tienden a debilitarse y sufrir de caries. Existen unas denominadas “caries de biberón”. 

Si el niño toma mucha leche, más de 24 onzas al día (más de tres vasos grandes de leche) este exceso puede producir anemia por deficiencia de hierro. 

El consumo elevado de leche evita la absorción de hierro en el estómago. 

El hierro está presente en las carnes rojas y algunas verduras que el organismo necesita para producir los glóbulos rojos, células muy importantes de la sangre que llevan el oxígeno a los tejidos.  

El número disminuido de glóbulos rojos es conocido como anemia y debe ser tratado oportunamente pues de mantenerse puede afectar el desarrollo del niño, su nivel de energía y su crecimiento.

Cuando cumple dos años se recomienda que la leche entera sea reemplazada por semidescremada (1 o 2%, contenedores de tapa azul) o descremada (contenedores de tapa rosada o amarilla).  

El niño mayor de dos años y hasta la edad adulta necesita beber alrededor de 16 onzas de leche al día (dos vasos grandes) con baja cantidad o sin ninguna grasa. 

Se recomienda no consumir leche entera después de los dos años debido a los efectos nocivos de su grasa incluyendo problemas como obesidad y colesterol alto. Si su familia recibe apoyo del programa WIC, cuando su niño cumpla los dos años recibirá cheques para comprar leche semidescremada (1 o 2%).

Es muy importante que el niño mayor de dos años y los adultos consuman leche semidescremada, descremada o por lo menos dos porciones de derivados lácteos al día como queso y yogur. 

El niño mayor de dos años, el adolescente y el adulto necesitan este consumo para el crecimiento. También para mantener buenas reservas de calcio y evitar problemas como la osteoporosis, la deficiencia de calcio y las fracturas. Las personas mayores de edad y las mujeres son particularmente susceptibles a estos problemas.

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