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Cultura

FRIDA KAHLO: “Del año más maligno, nace el día más bonito”

por Marco Trujillo (marco.trujillo@lamegamedia.com)


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Quizás a lo largo de su vida se habrá encontrado con fotografías o autorretratos pintados de una mujer con unicejas, bigote, muy seria, y que casi siempre lleva flores o moños en la cabeza.

En esas imágenes, tal vez se observa con la columna rota, clavos incrustados o representando a un venado con flechas tratando de escapar. 

Esa es Frida Kahlo y estos autorretratos eran la forma de expresar su dolor. 

Aunque su fecha la cambió a 1910 la verdad es que nació en 1907. 

Siempre estuvo rodeada por el dolor y enfermedades.

A los seis años fue diagnosticada con poliomielitis y sus extremidades quedaron desproporcionadas; por esto siempre usó aparatos para caminar.

Su pierna derecha era más delgada, obligándola a usar faldas largas, pero ni así evitaba las burlas de sus compañeros en la escuela. 

Quería ser doctora y su inteligencia le ayudó a ingresar a la mejor secundaria en México, donde solamente estudiaban 35 niñas y 1,965 niños. 

A los 18 años, sufrió un terrible accidente cuando un tranvía se estrelló contra el autobús donde viajaba, fracturándole la clavícula, dos costillas y una pierna.

Su pie quedó destrozado, el hombro dislocado, su pelvis y columna también se rompieron en tres lugares. 

Duró varias semanas inconsciente. Nadie creía que podría sobrevivir.

Esto la obligó a pasar mucho tiempo postrada en una cama.

Su papá le construyó una mesa especial para pintar y le colocó un espejo sobre su cama.

Frida decía que el dibujar le daba poder a su vida. 

Años después conoció al pintor Diego Rivera, el gran amor de su vida, con quien se casó por primera vez en 1929; ella tenía 22 años y él 43. 

Diego contaba con una gran historia de infidelidades desde sus dos matrimonios previos y, aunque Frida lo sabía, al principio no le importó.

Después de un tiempo empezaron las revanchas. Ella mantuvo romances con hombres y mujeres. 

Frida sufrió tres abortos; desafortunadamente después del accidente su cuerpo no estaba en condiciones para desarrollar a un bebé y se hundió en una gran depresión. 

En 1939, con un matrimonio lleno de infidelidades, se divorcia. 

Amaba a los animales; tenía perros, loros, monos y palomas. 

Siempre padeció dolores muy intensos debido a su accidente. A pesar de muchas cirugías, su condición nunca mejoró.

En 1940 se casó nuevamente con Diego. 

En 1953, debido a una gangrena, su pierna izquierda fue amputada.

Ese año tuvo una exposición personal en México; el doctor le dijo que no se podía levantar de la cama.

Todos pensaron que no estaría presente pero sorprendió con su gran carácter llegando en su propia cama. 

Su última obra la terminó ocho días antes de morir; son unas sandías y se llama “Viva la Vida”. Murió de neumonía en 1954. 

Realizó más de 150 pinturas y sus frases célebres son muy famosas: 

“Pies, ¿para qué los quiero si tengo alas para volar?”, “Pinto flores para que así no mueran”, “No hay nada más hermoso que la risa”.

Dejó un gran legado y es un ícono mexicano a nivel mundial. 

El hogar donde nació y murió se ha convertido en un museo llamado “La Casa Azul”.

Sus obras y su historia siguen inspirando el trabajo de artistas en todo el mundo.



 
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