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El Guacamole de La Mega: “Lo que le pasó a Fabiana”

por Chevy González (editor@lamegamedia.com)


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Fabiana llegó a los Estados Unidos hace 10 años con el sueño, no de hacerse rica, pero al menos dejar de ser pobre. Entró de forma regular cumpliendo siempre con todos los parámetros requeridos por las autoridades de inmigración. Aprendió inglés y con el pasar del tiempo se convirtió en ciudadana ejemplar, sin embargo, todavía era pobre. 

Trabajaba en un centro de llamadas telefónicas para una prestigiosa institución financiera, su récord de asistencia era impecable y laboralmente se desempeñaba con eficacia. No obstante, debido a su acento y al hecho de ser hispana– se convierte constantemente en el objetivo de burla e insultos por parte de clientes y colegas, incluyendo a sus supervisores. Encima de eso, el salario a duras penas le alcanzaba para sobrevivir. 

Como toda mujer latina, Fabiana aguantaba las adversidades y continuaba luchando. Pero un día sus superiores le acusaron injustamente de haberle robado 20 dólares a una compañera de trabajo. Indignada, exigió que se verificaran las cámaras de seguridad. Así probó su inocencia, y tras encontrar al verdadero responsable, los jefes se retractaron y se disculparon. 

Al salir del trabajo, reflexionando en el autobús camino a su casa, le enfureció el hecho de que pensaran que una mujer tan recta y orgullosa como ella fuese a autodegradarse al punto de “ladrona” por 20 dólares. 

“Yo soy una mujer pobre, pero con clase. Soy honrada, nunca en la vida he robado algo. A mi nadie puede decirme ladrona por unos miserables 20 dólares. Si fuera un millón, menos mal, pero por 20 no”, se dijo a sí misma. 

Esa noche, antes de dormir, recostada en su cómodo sofá y viendo la popular serie de “Griselda” en su computadora portátil, Fabiana fantaseaba en un plan para desquitarse de la humillante experiencia. 

En su mente elaboró un proyecto complejo, necesitaba ayuda, alguien en quien realmente pudiera confiar, Lorenza, su mejor amiga y compañera de cuarto…una verdadera “perla”.

De regreso en la oficina la mañana siguiente, Fabiana, utilizando las credenciales de una compañera de trabajo, quien había fallecido recientemente, entró al sistema y localizó 10 cuentas millonarias en estado “moratorio”, un término bancario referente a cuentas que han sido abandonadas y no han registrado actividad en décadas, generalmente de dueños fenecidos. 

Usando la dirección de una casa desocupada en su calle, ordenó que se enviaran por correo tarjetas de débito para cada una de estas cuentas. Lorenza las recogería y se encargaría de visitar 10 cajeros automáticos (ATM) todos los días para retirar $500 de cada una. Esto equivale a $5 000 diarios. En 365 días totalizarían $1 825 000. 

Al fin de todo, los clientes no perderán un centavo, su dinero está asegurado por la FDIC. Desde su posición en el trabajo, Lorenza monitoreaba las cuentas bancarias para asegurarse de que estas no sean investigadas por la unidad de fraude. 

El plan parecía perfecto pero tres días más tarde, ambas fueron arrestadas por agentes del FBI mientras salían de una tienda Sephora. El caso tomó notoriedad y medios noticiosos de todo el país cubrieron la historia. Del pliego acusatorio se desprendían 22 cargos criminales, pero debido a un tecnicismo legal relacionado a un encubrimiento de prueba por parte de la fiscalía federal, fueron sentenciadas a solo cinco años de prisión.  

Aburrida en su celda y con tiempo de sobra para reflexionar, Fabiana decidió escribir la historia desde su perspectiva, estaba segura de que, si el mundo supiera su punto de vista, podrían identificarse con ella y comprender sus acciones.  

Terminó escribiendo un libro, “Lo que le pasó a Fabiana”, y antes de que finalizara su sentencia, ya había sido publicado, vendido miles de copias, traducido a varios idiomas y convertido en el más leído según el New York Times.  

A raíz de su buena conducta y señales de rehabilitación, Fabiana cumplió tres años de cárcel. Una vez libre, ejecutivos de Netflix le hicieron un acercamiento y le ofrecieron $6 millones por los derechos de su libro para convertirlos en una miniserie, trato que naturalmente aceptó. 

Lorenza salió a los cinco años, Fabiana le dio $2 millones por la serie y $500 000 por su contribución al libro. Ahora millonarias, decidieron abrir una boutique en el exclusivo vecindario de SoHo en Nueva York. Era el día de la inauguración y decenas de celebridades acudieron para celebrar. 

Fabiana estaba feliz, nunca pensó llegar a sentirse tan exitosa, pero de repente, en medio de la celebración escuchó un desconcertante e incómodo sonido. Abrió los ojos de repente, y se percató de que era la alarma de su celular, estaba recostada en el sofá de su casa y a su lado yacía la computadora portátil. 

Aturdida, corrió a asearse para no perder el autobús y llegar tarde al trabajo. 

 

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*Aburrida en su celda y con tiempo de sobra para reflexionar, Fabiana decidió escribir la historia desde su perspectiva. Estaba segura de que, si el mundo supiera su punto de vista, podrían identificarse con ella y comprender sus acciones. (Copilot/Imagen generada por inteligencia artificial con instrucciones de Elvia Skeens/2.8.2024) 

 

**El Guacamole es la primera columna humorística de La Mega Nota para analizar “casos y cosas” de interés social. La idea de escribir esta crónica ficticia nació del consenso editorial en agosto de 2023; cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. 

 





 
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