Vestidos transparentes, maquillajes de colores, accesorios extravagantes... La moda es la protagonista en la "fiesta del año" de los famosos en Nueva York, la gala del Metropolitan Museum of Art (Met Gala), y eso lo sabía bien la política Alexandria Ocasio-Cortez cuando debutó en esta reunión donde el peaje de entrada era de 35.000 dólares.
Ocasio-Cortez, una congresista de origen puertorriqueño y 31 años, que lidera el ala izquierdista del Partido Demócrata y es además una maestra de las redes sociales, sorprendió al presentarse enfundada en un vestido blanco junto a las estrellas, pero aún más cuando se dio la vuelta y lució en su retaguardia un mensaje en enormes letras rojas.
"Tax The Rich" (Cobren impuestos a los ricos): ese era el reclamo de quien fue la legisladora electa más joven de la historia de Estados Unidos y que ayer posaba, precisamente, entre un nutrido grupo de celebridades compuesto de actores de Hollywood, deportistas de élite, figuras mundiales de la música y rostros televisivos que amasan miles de millones de dólares.
Aprovechando el efecto sorpresa tras 18 meses sin esta fiesta, Ocasio, apodada AOC por sus iniciales, explicó en la alfombra roja que quería trasladar uno de los temas de su agenda, "un código fiscal justo", a los estamentos más altos de la sociedad: "Creo que es hora de que todas las clases participen en la conversación", dijo ante las cámaras.
Tras dejar un tiempo para las reacciones de amor y odio, o más bien para que se dispararan las búsquedas sobre su reclamo en Google, AOC justificó su presencia y su vestido, "prestado" por Brother Vellies, una marca sostenible y orientada a la justicia racial que ha pasado de los "mercadillos de Brooklyn" a la fama nacional.
Frente a críticas de sus adversarios republicanos y otros comentaristas, AOC se defendió con el argumento de que "los funcionarios electos de Nueva York son rutinariamente invitados y asisten al Met" debido a sus "responsabilidades de supervisar y apoyar las instituciones culturales" y agregó que hubo más políticos además de ella.
Fue el caso de otros demócratas sobre los que apenas se puso la lupa, como el alcalde Bill de Blasio, que anteriormente se había ausentado por no ser "un tipo de élite", o la legisladora Carolyn Maloney, que mostró también un mensaje ("Igualdad de derechos para las mujeres") en un atuendo con los colores de las sufragistas.
Una de las voces más influyentes del periodismo de moda, la crítica del New York Times, Vanessa Friedman, describió la intervención de AOC como una "propuesta complicada" y sostuvo que "podría haber querido que ese dinero se utilizara para otra cosa aparte de un ticket para una fiesta de élite".
Este martes, la diseñadora del vestido de AOC, Aurora James, dijo a CNN que prestó su creación a la política para "enviar un mensaje": Cuando hablamos de inclusión y ganar acceso en habitaciones cerradas para la gente de color, cuando finalmente logras un asiento en la mesa, tienes que decidir qué mensaje quieres enviar".
"Creo que para la congresista y para mí, la igualdad económica y justicia económica eran las prioridades", añadió.
Este martes, AOC aprovechaba la polémica suscitada a su paso por la Met Gala para denunciar el sufrimiento de los trabajadores de primera línea durante la pandemia mientras el 1 % de EE.UU. "acumulaba" 4 billones de dólares, y criticó que "ambos partidos -incluyendo el suyo- han intentado frenar" mayores gravámenes a los más acaudalados.
"Al final, los que me odian, me odian; y los que piensan, piensan. Todos hemos tenido una conversación sobre cobrar impuestos a los ricos delante de la misma gente que hace 'lobby' contra eso, y hemos perforado el cuarto muro del exceso y el espectáculo", agregó en su cuenta de Instagram sobre el asunto.
El último en mojarse, y probablemente ofreciendo el respaldo más importante a la llamada de la congresista, ha sido el presidente Joe Biden, que hoy suscribió: "Es hora de que los super-ricos y las grandes corporaciones paguen su porción justa en impuestos".
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