Bangkok, 13 oct (EFE).- La muerte del reverenciado rey Bhumibol Adulyadej, de la que este miércoles se cumple un lustro, sumió a Tailandia en un profundo duelo que ha desembocado de manera inesperada en un creciente reclamo social, acompañado de protestas, para reformar la monarquía durante el reinado de su hijo, el rey Vajiralongkorn.
Los tailandeses rindieron tributo hoy al antiguo soberano con solemnes ceremonias budistas y ofrendas florales a lo largo del país en un día decretado como festivo nacional para conmemorar su deceso.
Las omnipresentes fotos del fallecido Bhumibol permanecen aún en las paredes de los edificios oficiales cinco años después de su muerte, mientras que muchos súbditos continúan evocando la grandeza de sus decisiones que derivaron en épocas de bonanza en el país.
Al mismo tiempo que eluden sus sombras, como la decena de golpes de Estado refrendados por el monarca, el último en 2014.
Durante generaciones los tailandeses solo conocieron en el trono al rey Bhumibol "el grandioso", considerado padre de la nación y quien pasó gran parte de sus últimos años de reinado ingresado en un hospital de Bangkok y apartado de la vida pública.
El 13 de octubre de 2016, la noticia del fallecimiento del soberano, a los 88 años, supuso un duro golpe moral para el país, que quedó en la incertidumbre después de que el heredero postergara hasta diciembre su ascensión al trono en señal de respeto.
Ríos de fieles tiñeron de luto la nación mientras acudían en masa a la explanada de Sanam Luang, frente al Gran palacio de Bangkok, para rendir tributo al "rey de reyes" hasta que en octubre de 2017 se completaron los ritos fúnebres con la cremación.
UN MONARCA EN ALEMANIA
Sin embargo, el actual monarca, Vajiralongkorn, de 69 años y con un amplio historial de polémicas, no ha heredado el fervor que el pueblo tailandés procesaba a su progenitor, quien ocupó el trono durante 70 años.
Vajiralongkorn, quien vivía alejado de los quehaceres de la corona y se divorció por tercera vez dos años antes de la muerte de su padre, presidió las innumerables ceremonias de despedida y remarcó su posición como heredero al trono.
Días antes del inicio de los actos de coronación, en mayo de 2019, la Casa Real anunció de manera inesperada que el rey Vajiralongkorn había contraído nupcias con su antigua guardaespaldas, la actual reina Suthida.
Durante sus cinco años de reinado -debido al carácter retroactivo de la ascensión al trono-, las decisiones controvertidas han acompañado al soberano que ha reclamado como propia la vasta riqueza acumulada por la Casa Real y retomó la anacrónica práctica de nombrar a una concubina real, entre otros ejemplos.
Sin embargo, una de las decisiones que más le ha alejado de su pueblo son las largas temporadas que el monarca ha pasado en Alemania.
REFORMA DE LA CASA REAL
El malestar por la dilatada ausencia del rey, quien en plena pandemia de la covid-19 tardó meses en regresar a Tailandia, fue uno de los detonantes por el cual miles de universitarios protestan desde julio de 2020 para exigir una profunda reforma democrática en el país.
Este movimiento disidente pacífico, donde confluyen nuevas y viejas reivindicaciones contra la monarquía, ha logrado romper el tabú y despertar el debate sobre la necesidad de reducir el poder del Rey en la política y de hacer más transparentes sus finanzas, entre otros asuntos.
"Las protestas lideradas por estudiantes han roto un techo (...) y están atrayendo a más y más personas en todos los ámbitos de la sociedad para discutir sobre la institución real, tanto en las calles como en las redes sociales", explica a EFE Pitch Pongsawate, director del departamento de Ciencias Políticas de la Universidad Chulalongkorn de Bangkok.
Uno de las asunto más espinosos que se reclaman es la modificación de la ley que protege de toda crítica al rey y a su familia.
Al menos 150 personas, entre ellas los principales líderes estudiantiles, han sido acusados por las autoridades de transgredir durante las manifestaciones "la ley de lesa majestad", que impone penas de entre 3 y 15 años de cárcel a quien insulte o denigre a los miembros de la Casa Real, según los datos de la oenegé Thai Lawyers for Human Rights.
El grupo disidente Thalufah ha convocado una concentración hoy frente al penal Bangkok Remand, en el norte de la capital, para exigir la liberación de sus compañeros encarcelados.
La pandemia y el acoso de las autoridades han logrado enfriar el entusiasmo de estas históricas protestas, donde se han mofado explícitamente del rey, quemado su imagen e incluso mostrado una guillotina en un guiño a la revolución francesa.
Estas imágenes y actos contra la institución real eran impensables en Tailandia hace unos pocos años, cuando miles de fervientes monárquicos adoraban con inusitada pasión al añorado rey Bhumibol.