El Día Internacional del Trabajo nace como homenaje a un grupo de sindicalistas norteamericanos que fueron condenados por participar en la huelga que comenzó el 1 de mayo de 1886 en Chicago, Illinois.
Gracias a esa lucha nació la jornada de ocho horas, derecho que hoy damos por sentado sin pensar muchas veces en las acciones que otros llevaron a cabo para lograrlo.
Muchas de las disparidades laborales por las que miles de trabajadores organizados jamás dejaron de luchar, se vieron exacerbadas debido a la pandemia.
Trabajadores esenciales
Los trabajadores esenciales mantuvieron, sin interrupción, la cadena de producción, distribución y venta de alimentos imprescindible para sostener a la población de Estados Unidos durante las órdenes de quedarse en casa.
Por ello, fueron celebrados y reconocidos por la sociedad.
Pero los mensajes de agradecimiento no son suficientes.
Ellos continuaron trabajando a pesar del riesgo de contraer un virus desconocido, muchas veces laborando en condiciones insalubres y peligrosas sin protecciones.
Para los trabajadores indocumentados, la situación es aún más severa, según Beatriz Maya, directora de La Conexión, una organización que lucha por los derechos de los latinos en el noroeste de Ohio.
“El hecho de no tener papeles los condiciona a una situación de vulnerabilidad permanente además de ser quienes están asumiendo los trabajos más duros e insalubres”, asegura Maya.
Ellos pierden la capacidad de reclamo donde ni siquiera se preguntan si pueden pedir mejorar la situación en sus trabajos.
“Básicamente, deben aceptar las condiciones, cualquiera que sea”, advierte.
Explotación y abuso
Durante la pandemia, la organización de Maya ayudó a denunciar condiciones de riesgo de contagio por COVID-19 en una fábrica de galletitas al sur de Cleveland.
Algunos trabajadores, miembros de La Conexión, hicieron sonar la alarma al enterarse de que un compañero se había contagiado y que muchos de ellos podrían haber sido infectados, hecho que los administradores mantuvieron en secreto.
Inmediatamente, La Conexión saltó a la acción llamando al Departamento de Salud local y a la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional (OSHA).
Tras la denuncia y luego de una inspección, las autoridades de salud exigieron a los empleadores ciertas medidas de sanidad para proteger a los empleados del virus.
Es así como, a partir de ese momento, se instalaron separaciones en la línea de producción, se implementó el uso de mascarillas, estaciones de higienización en toda la planta y alcohol en gel disponible.
“Fue increíble. Fue una situación victoriosa debido a la acción colectiva”, recuerda Maya, quien refiere algunas iniciativas de acción para los trabajadores que sufren abusos.
“Existen varias agencias que, dependiendo del abuso, los pueden ayudar. Una de ellas es Wage and Hours, la cual pertenece al Departamento de Comercio de Ohio y se asegura de que los trabajadores estén recibiendo la compensación salarial justa y estos derechos son independientes de si la persona tiene o no documentos”.
La coalición EssentialOH , de la cual La Conexión forma parte, se está esforzando para lograr una legislación que proteja a los trabajadores esenciales a nivel estatal y nacional.
Algunas de las medidas que quisieran ver implementadas son:
Pago extra por trabajo insalubre, compensación por enfermedad, seguro médico garantizado y cuidado de niños asequible para las familias, entre otras.
Jornada de reflexión
Este año, dice Maya, el primero de mayo debería ser una jornada de reflexión:
“[El Día del Trabajador] es realmente un homenaje a todas las luchas laborales que se han llevado a cabo para ganar unos mínimos en beneficio para los trabajadores”.
Reitera que es un reconocimiento de esas luchas:
“Un reconocimiento de los trabajadores que lucharon y murieron, también es un recordatorio de todo lo que todavía falta [por lograr] especialmente en Estados Unidos para la comunidad de color e inmigrante”.
