En esta temporada de invierno, tan preocupante por la pandemia, lo menos que deseamos es padecer de enfermedades respiratorias que nos alteren nuestros nervios y hasta nos hagan pensar que tenemos síntomas similares al COVID-19.
En un artículo de Tara Parker-Pope, publicado en diciembre del 2020 por The New York Times se explica cómo las temperaturas frías y las fuertes nevadas en algunas partes del país llevaron a que más personas se reunieran en los hogares.
Sin embargo, la etapa más cruda del invierno “llega en un momento traicionero durante la pandemia [porque] el aumento de los casos [de COVID-19] demuestra que hay más virus por ahí, y cualquier reunión social o en interiores le dará [al virus] más oportunidades de propagarse”.
Entonces, es por esta razón que un simple resfriado pudiera elevar nuestros niveles de estrés con el solo hecho de dudar si se trata de gripe o del temible coronavirus.
Exponernos al frío, sin estar bien abrigados, resulta en malestares comunes del resfriado o alergias, tales como moqueo, estornudos y hasta dolor en la garganta.
Pero si sabemos que esto sucede por falta de protección cuando salimos de casa, entonces nada nos cuesta verificar que los abrigos, guantes, gorros, medias y calzados que llevamos realmente mantienen la temperatura corporal.
Es mejor probar en el momento, antes que elegir un abrigo de poca protección o unos zapatos que congelarán sus pies mientras camina.
Tanto grandes como pequeños deben asegurarse de que el material usado realmente mantiene el calor, o de lo contrario, simplemente debe descartarse.
Algunos expertos coinciden en que cuando esas temperaturas corporales bajan demasiado, las defensas se debilitan y estamos más propensos a las infecciones, por lo que es recomendable:
-Usar un abrigo resistente al agua, forrado con material térmico en su interior. Es preferible que tenga capucha para la cabeza.
-Llevar, por lo menos, dos capas de ropa o piezas apropiadas para conservar el cuerpo caliente.
-Optar por un abrigo con profundidad en los bolsillos para meter las manos, si olvida los guantes.
-Elegir un gorro de lana, asegurándose que cubra las orejas, ya que la sobreexposición al frío le puede causar malestar y hasta dolor de cabeza.
-Cubrirse las manos con guantes impermeables gruesos o de lana.
-Protegerse el rostro con un pasamontañas u otro accesorio similar si estará mucho tiempo en exteriores.
-Nunca salga sin una bufanda que le tape bien todo el cuello.
-Comprar medias gruesas y tener un par en el bolso o en el carro, en caso de que se mojen sus pies.
-Cuando elija las botas de invierno, no se deje llevar solo por lo “bonito y elegante”. Por encima de todo, evalúe el material y cerciórese de que los pies van a estar protegidos y calientes.
-Muchas personas hasta usan dos pares de calcetines, siempre y cuando las botas no queden muy apretadas.
En años anteriores, instituciones de salud como la Cleveland Clinic han alertado sobre la importancia de cuidarse para evitar los virus propios del invierno que causan enfermedades respiratorias.
“Es un mito común que el clima frío causa resfriados, pero no lo hace [porque estos] son causados principalmente por virus a los que estamos más expuestos en el invierno, los cuales se propagan aún más fácilmente cuando los niños están en la escuela y en estrecho contacto entre sí, por lo general a través de gotas respiratorias en el aire y en las manos”.
El estricto protocolo de salud durante este tiempo de pandemia está ayudando a minimizar la propagación de esos otros virus comunes.
Lavarse continuamente las manos con agua y jabón, usar gel desinfectante, taparse la nariz y la boca con una mascarilla, y guardar distancia social no solo evita el contagio del COVID-19.
La nueva normalidad es ahora una rutina “vital” que está previniendo otras enfermedades típicas del invierno.
