La epidemia de COVID-19 está causando un aumento de estrés y ansiedad, en particular a las personas con problemas de salud mental ya existentes.
Las reacciones a la crisis pueden incluir sentirse abrumado, temeroso, triste, enojado e indefenso, según los expertos.
Algunos pueden tener dificultad para dormir o concentrarse y el miedo puede aumentar.
Otros tendrán síntomas físicos, como un aumento de la frecuencia cardíaca o malestar estomacal. Por esto, precisamente, es importante escuchar a los expertos, seguir sus consejos y buscar ayuda si los síntomas de ansiedad y depresión empeoran.
Asistencia a pacientes
A pesar de la importancia de mantenerse informado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha reconocido que la crisis está generando estrés, y ha aconsejado a la gente que padece de ansiedad o alguna condición mental, que evite ver, leer o escuchar noticias que causan sentimientos de ansiedad o angustia.
En entrevista con la publicación The Hill, la psicóloga clínica del Instituto Nacional de Salud Mental, Krystal Lewis expresó: “Para aquellos que ya tengan problemas con los sentimientos de aislamiento debido a la depresión, ansiedad u otras condiciones de salud mental, el distanciamiento social podría aumentar esos sentimientos de soledad y aislamiento”.
Las medidas preventivas, como el distanciamiento social y las cuarentenas, también pueden inhibir el acceso a la atención sanitaria vital de las personas con enfermedades mentales graves. La Alianza Nacional de Enfermedades Mentales (NAMI, por sus siglas en inglés) está desarrollando una lista de recursos para dirigir a las personas hacia posibles soluciones tecnológicas, como sesiones de terapia virtual.
Sin embargo, algunas personas no tienen acceso a internet en casa e incluso aquellos que lo usan podrían experimentar dificultad para pagar el servicio.
Los proveedores de atención médica que cubren sesiones de terapia en persona, no siempre aceptan referidos por atención en línea.
Las recetas de sustancias controladas también pueden ser difíciles de abastecer, ya que algunas requieren pruebas de laboratorio o visitas en persona a un proveedor de atención médica.
Recomendaciones
Los especialistas en este campo sugieren que quienes experimentan sensaciones de ansiedad, desesperación o estrés hagan lo siguiente:
-Mantener una rutina.
-Escribir en un diario y anotar sus preocupaciones.
-Hablar con sus seres queridos (por teléfono, texto, redes sociales o video) de una manera que funcione para usted.
-Hacer prácticas meditativas, como el uso de meditaciones guiadas y escuchar música relajante.
-Dar paseos, evitando grandes multitudes.
-Hablar sobre sus miedos y preocupaciones, desafiando pensamientos ansiosos e irracionales.
-Interrumpir la espiral de ansiedad mediante el uso de técnicas para traer de vuelta al momento presente.
Familia y amigos
También es importante controlar a los seres queridos y vecinos, especialmente a quienes son más vulnerables a las enfermedades de salud mental.
Dawn Brown, directora de NAMI, dijo que una forma de cuidarlos es “buscar señales de que han estado cuidando de sí mismos y del medio que les rodea”, además de asegurarse que hayan comido recientemente y tomado sus medicamentos.
NAMI también ofrece grupos de apoyo digital y una “WARMLINE”, una línea telefónica confidencial de apoyo emocional atendida por voluntarios de pares que están en recuperación.
“Vamos a superar esto”, dijo Brown. “La fuerza y la resiliencia es lo que nos ayudará a sobrellevar esta situación”.
Si usted o alguien que conoce está luchando con pensamientos de suicidio, puede llamar a National Suicide Prevention Lifeline al 1-800-273-8255.
Para comunicarse con la línea de ayuda de NAMI, llame al 1-800-950-NAMI, envíe un correo electrónico a info@nami.org o un mensaje de texto con la palabra “NAMI” al 741741.