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Salud

Lucha mundial contra el COVID-19

por Hernán Gálvez (hernan.galvez@lamegamedia.com)


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La lucha por obtener la vacuna contra el COVID-19 ahora llega a Sudamérica. 

En un esfuerzo binacional, Argentina y México tienen un convenio para desarrollar la tan ansiada medicina. La farmacéutica anglo-zueca AstraZeneca es la encargada.

El ensayo clínico ya se encuentra en la avanzada fase 3 –etapa en que puede ser probada en humanos. 

De llegar a buen puerto, Argentina y México serían los países responsables de distribuirla en Latinoamérica. 

Se espera que pueda ya ponerse a la venta en el primer semestre del 2021. 

Se proyecta la disponibilidad de unos 250 millones de dosis, con precios que oscilarían entre los tres a cuatro dólares por cada una.

Lo sorprendente es que esta prometedora vacuna podría ser posible a través de un virus derivado del chimpancé, que, tras ser modificado, aporta información genética sobre la proteína que origina el coronavirus. 

El laboratorio argentino Mabxience está encargado de producir la materia prima; de resultar exitosa, los componentes de la misma se trasladarían a México por avión dentro de bidones estériles, donde se dividirán finalmente para ser distribuidos. 

El magnate mexicano Carlos Slim, mediante su fundación, financiará la primera etapa de producción de la inmunización en Latinoamérica.

Mientras que, en Rusia, una vacuna de nombre Sputnik ha sido desarrollada en tiempo récord, rapidez que despierta suspicacias. Su principal propulsor es el mismo presidente Vladimir Putin. 

El mandatario incluso reveló que una de sus hijas había recibido la dosis. 

Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud ha preferido la cautela, justamente debido al aparente desarrollo veloz del fármaco. 

La Asociación de Organizaciones de Investigación Clínica en Rusia ha afirmado que el registro de la primera vacuna contra el COVID-19 debería posponerse. 

Aducen que primero deben finalizar con éxito la fase 3 de sus ensayos clínicos. 

Aquí en los Estados Unidos, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) continúa con su política de “acelerar” los procesos de aprobación para que las farmacéuticas desarrollen potenciales vacunas. 

Quizás la más ambiciosa –y cercana a un final óptimo– es la de Moderna. 

El laboratorio, en conjunto con el National Institutes of Health, ya empezó la etapa final de prueba: dosis en humanos, mediante inyecciones tanto reales como placebos. 

Más de 30,000 estadounidenses forman parte de este proyecto.

Otro laboratorio, Pfizer Inc., anunció que también iniciaron estudios en búsqueda de la vacuna. El universo de prueba es la misma cantidad: 30,000 personas. 

En cuanto a fechas, expertos aseguran que es muy prematuro conjeturar cuándo podría iniciarse una distribución segura. 

Octubre sería un mes crucial donde la fase 3 tendría resultados más o menos definidos –a favor o en contra. 

El COVID-19 ya ha cobrado la vida de más de 770,000 personas en todo el mundo, y sólo en los Estados Unidos, los fallecidos alcanzaban casi los 180,000 hasta el cierre de esta edición. 

La vacuna se ha convertido en una prioridad del gobierno central. 



 
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