El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, responsabilizó este martes a su antecesor, Donald Trump, de haber propiciado con su "gran mentira" sobre el fraude electoral toda una serie de leyes en estados republicanos que están promoviendo la restricción del derecho al voto.
En un apasionado discurso, Biden denunció las dudas sembradas por Trump sobre el sistema electoral estadounidense y los intentos de los conservadores de aprobar leyes estatales que, en la práctica, dificultan el acceso a las urnas de las minorías afroamericana e hispana.
"Nos estamos enfrentando a la prueba más significativa para nuestra democracia desde la guerra civil", subrayó Biden desde Filadelfia (Pensilvania), la cuna de la Constitución estadounidense.
El presidente añadió que en aquella guerra, que se extendió entre 1861 y 1865, el bando confederado -que defendía la esclavitud y perdió la contienda- "nunca asaltó el Capitolio", como sí lo hicieron el pasado 6 de enero los seguidores radicales de Trump.
"Escúchenme claramente. Hay un asalto en curso en Estados Unidos hoy, un intento de suprimir y subvertir el derecho a votar en elecciones libres y justas. Un asalto a la democracia, un asalto a la libertad, un asalto a quiénes somos como estadounidenses", sentenció.
Biden se refería a las 28 leyes aprobadas este año por legisladores republicanos en 17 estados para restringir el acceso a las urnas y los centenares de medidas del mismo tipo propuestas en todo el país, con las que los conservadores aseguran querer frenar irregularidades en futuras elecciones.
Los demócratas, mientras, advierten de que esas medidas coartarán el acceso al voto de las minorías y erosionarán los controles que impidieron que Trump revocara los resultados de los comicios presidenciales del pasado noviembre, en los que ganó Biden.
"Con un recuento tras otro, con un litigio en los tribunales tras otro, las elecciones de 2020 fueron las más escudriñadas de la historia estadounidense", subrayó Biden.
El mandatario desacreditó así la teoría sin pruebas de Trump de que le habían "robado" las elecciones, que condujo al asalto al Capitolio y todavía hoy provoca que entre el 60 % y el 70 % de los republicanos sigan sin considerar a Biden como el presidente legítimo, según distintos sondeos.
"La gran mentira es simplemente eso, una gran mentira", subrayó Biden, en alusión a la expresión que Trump ha empezado a usar en las últimas semanas para insistir en su denuncia sobre los comicios.
"En Estados Unidos, si pierdes, aceptas los resultados. Sigues la Constitución, vuelves a intentarlo. No llamas 'falsos' a los hechos e intentas derribar el experimento estadounidense solo porque estás descontento. Eso no es ser un estadista. Es ser egoísta", agregó en referencia a Trump.
Según Biden, esa actitud de Trump ha derivado en un intento "inadmisible" de los republicanos de moldear las normas electorales para poder beneficiar al "candidato de su preferencia" en futuras elecciones.
"¿Es que no tienen vergüenza?", preguntó a los conservadores que han impulsado esas medidas.
Alegó que la oposición quiere "decidir qué votos cuentan" y poder "rechazar el recuento final e ignorar la voluntad del pueblo", si ven que no les beneficia.
Biden comparó las leyes impulsadas en varios estados con la supresión de votos afroamericanos durante la era de "Jim Crow", como se conoce a las pruebas de alfabetización amañadas, los impuestos y otras trabas que impidieron el acceso de los negros a las urnas desde finales del siglo XIX hasta mediados del siglo XX.
"Vamos a enfrentar otra prueba en (las elecciones legislativas de) 2022 (...). Tenemos que prepararnos ahora", advirtió.
Ante ese panorama, Biden subrayó que es un "imperativo nacional" que el Congreso apruebe una reforma electoral nacional que pueda contrarrestar las medidas aprobadas a nivel estatal.
Hasta ahora, sin embargo, la oposición republicana ha conseguido bloquear la aprobación de esa reforma en el Congreso gracias a una maniobra conocida como "filibusterismo", que permite impedir el debate de cualquier medida si no se reúne una mayoría de 60 votos.
Pese a la presión del ala izquierda de su partido, Biden ha evitado hasta ahora pedir que el Congreso acabe con esa maniobra, y sin que eso ocurra, es improbable que su proyecto de reforma electoral pueda salir adelante.
Mientras tanto, la pugna entre ambos partidos por las leyes electorales ha alcanzado cotas extraordinarias: este lunes, un grupo de legisladores demócratas de la Cámara Baja de Texas se fugaron a Washington DC en un intento de bloquear la aprobación de una ley republicana sobre el tema.
La delegación se reunió este martes con la vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris, y planea quedarse en Washington hasta que la sesión legislativa en su estado termine el próximo 7 de agosto, pese a la amenaza de arresto del gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott.
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